Batalla de Miraflores

Dos días después de la victoria en Chorrillos, el 15 de enero de 1881 se libro la heroica batalla de Miraflores, donde las fuerzas chilenas destrozaron a los últimos reductos del ejército peruano, logrando así poder entrar victoriosos a Lima el 17 de enero de ese mismo año.
Después de luchar valerosamente en San Juan y Chorrillos se llevó a cabo una tregua para negociar las condiciones de paz, y durante esta, Baquedano movilizó a cerca de 10.000 hombres junto con 80 cañones y 8 ametralladoras hasta Miraflores con el objetivo de presentar batalla, y mientras duraba el cese temporal de las hostilidades, ordenó a los chilenos descansar y aprovisionarse.
El presidente Nicolás de Piérola ordenó a las fuerzas peruanas atacar desde los llamados reductos, zanjas de entre dos metros y medio de profundidad por siete de ancho, donde se ubicaba tanto la artillería como soldados reagrupados tras la batalla de Chorrillos, junto con colegiales, universitarios comerciantes, profesionales y todo civil que pudiera empuñar un arma.
Ambos bandos se acusaron de haber roto la tregua puesto que Baquedano acercó mucho a las tropas chilenas a la línea de combate, mientras que los peruanos, viéndose tentados por la adrenalina, o pensando que se trataba de un ataque, recibieron la orden de disparar a los oficiales chilenos.
Durante el transcurso de la tarde, y apoyados por los buques Blanco Encalada, Huáscar, O’Higgins y Pilcomayo que bombardeaban la costa, las tropas chilenas capturaban reducto tras reducto tricolor en mano, destacándose valerosamente los Regimientos 2° de Línea, 4° de Línea, Atacama, Talca, Chacabuco y Coquimbo.
Mientras más regimientos chilenos llegaban, los peruanos se replegaron a las casas que se encontraban a las afueras de Lima ya entrada la noche. El lugar estaba minado, lo que generó gran cantidad de bajas chilenas, mientras que muchos italianos fueron apresados y fusilados, puesto que estos estaban a cargo de las minas explosivas, además de colaborar con la colecta peruana para la defensa de Lima, a pesar de que esta colonia se mantenía neutral en el conflicto.
Así mismo, los chilenos ordenaron quemar el depósito de alcohol para evitar borracheras y desmanes. No obstante, la tropa peruana se encontraba en Lima saqueando la ciudad, dejando abierta la entrada a las fuerzas chilenas.